Vallehermoso es pueblo de poetas. Ya sea por su espectacular marco geográfico o por la sensibilidad de sus gentes, el municipio ha visto nacer a personalidades relevantes de las letras regionales, desde la inmensa figura de Pedro García Cabrera a poetas populares, decimistas y verseadores.
Es la figura más importante de las letras canarias. Pedro García Cabrera, nacido en Vallehermoso en 1905, se convirtió en uno de los poetas más destacados no solo de su generación, sino de todo el panorama regional. Desde temprana edad, su infancia estuvo impregnada de la música popular y las coplas que resonaban en su entorno familiar. Estas experiencias nutrieron su lírica y lo inspiraron a componer sus primeras poesías. Sus primeros poemarios, como “Líquenes” (1928) y “Trasparencias fugadas” (1934), le valieron reconocimiento en revistas literarias y periódicos de la época.
Además de su talento poético, García Cabrera también se involucró en la política. En 1931, se unió a una coalición republicana-socialista y se convirtió en portavoz del ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife. Su compromiso político se vio reflejado en su obra, que abordaba temas sociales y críticas al caciquismo gomero. Durante la Guerra Civil Española, fue detenido y deportado a un campo de prisioneros en el Sáhara, donde escribió uno de sus poemarios más impactantes, “Romancero cautivo”. Después de su liberación, se unió al ejército republicano en Andalucía y sufrió un accidente que dejó secuelas.
Tras su regreso a Tenerife, García Cabrera continuó escribiendo y publicando poemarios notables. Su poesía se caracterizó por evocar el mar, el paisaje isleño y las reflexiones sobre lo humano. A lo largo de su carrera, dejó obras como “Día de alondras” (1951), “Vuelta a la isla” (1968), “Las islas en que vivo” (1971) y “Hacia la libertad” (1978). Su poesía se destacó por su fuerza narrativa y su capacidad para retratar la realidad social y emocional de su tiempo.
Pedro García Cabrera falleció en 1981, pero su legado poético perdura. Su obra poética es recordada como un canto a la libertad y a la esencia de la Gomera. Su voz poética configuró el imaginario colectivo de una isla soñada en busca de la libertad. El recuerdo de este poeta universal siempre permanecerá vivo, honrando su contribución a las letras canarias y su visión artística única.
Fue la poeta más destacada de La Gomera de la primera mitad del siglo XX. Nació en Vallehermoso en 1895 y falleció en su pueblo natal en 1960. Fue la primera mujer gomera en escribir un poemario, aunque no pudo verlo publicado en vida.
A una temprana edad, la poeta gomera se convirtió en una presencia habitual en los recitales poéticos de la isla. Su estilo, sensibilidad y emotividad le valieron el reconocimiento del público. Desde 1919 hasta 1937, su nombre apareció en varios periódicos de Tenerife, como La Prensa, El Progreso y La Gaceta. Aunque su poesía, que se inspiraba en el paisaje de La Gomera, le otorgó cierta fama en el ámbito poético local, su condición de mujer la mantuvo en una posición desconocida y marginada dentro de la cultura insular.
El periódico “La Voz de Junonia”, editado en San Cristóbal de La Laguna por la juventud estudiantil de La Gomera, se convierte en un importante testigo de la existencia de Bohemia Pulido Salazar. En este contexto, también se destaca la presencia de otra poetisa de Vallehermoso llamada Elsa Miriam. La coincidencia de dos mujeres poetas en el mismo lugar y momento plantea interrogantes sobre su relación y su contribución a la escena literaria local. Vallehermoso se convirtió en un foco de brillantez cultural durante la década de 1920, con la presencia de figuras como Pedro García Cabrera, los hermanos Bethencourt Padilla y el pintor José Aguiar, quienes dejaron una huella imborrable en la historia artística de la isla.
A pesar de la escasez de información sobre su vida, la obra poética de Bohemia Pulido Salazar revela una personalidad lírica y melancólica. En un fragmento publicado en la revista Hespérides en 1927, bajo el seudónimo de Rafael, se describen sus versos como rayos de alma atormentada y llenos de pesimismo. Sus poemas reflejan una gran sinceridad y una inspiración intensa, a veces abrumadora. Se evidencia una profunda conexión con el sufrimiento, el misterio de la vida y la muerte, y una ensoñación que la lleva a explorar la tristeza y la belleza de la existencia.
La emigración a Cuba y el regreso de los indianos transformaron la sociedad rural canaria. En la música popular, el punto cubano reemplazó las coplas locales como forma poética preferida. Así, la décima y el punto se convirtieron en la forma de expresión popular en La Gomera, con Vallehermoso ejerciendo un papel fundamental para su pervivencia y difusión.
No podemos entender la poesía popular creada en Vallehermoso en base a coplas, romances, décimas y puntos cubanos sin recordar a sus mayores exponentes, quienes en muchas ocasiones vieron publicado sus versos y composiciones en libros editados por el Ayuntamiento, destacando en recitales, fiestas y encuentros entre verseadores y repentistas.
Entre estos poetas populares no podemos olvidar a Tanagua Hernández, Cheo García, Juan Morales, Isidro Ortiz, Carmelo Morales, Luis Amaya o Lucas Mesas. Nombres propios que han puesto letra a las historias del municipio, a sus andanzas, a sus tradiciones. Son el alma de una cultura secular heredada de América y que en el tornaviaje se hizo gomera.
Su legado sigue vivo a través de publicaciones que recogen, a modo de antología, sus composiciones y que pueden encontrarse en la biblioteca y centros del municipio como testigos de una manera de identificarse con el lenguaje rítmico de la métrica y que hoy son patrimonio del pueblo de Vallehermoso.